“Soñó un hombre íntegro, un mancebo, pero éste
no se incorporaba ni hablaban ni podía abrir los ojos.” – Jorge Luis Borges,
Las Ruinas Circulares
En Las
Ruinas Circulares, Borges habla de un mago que intenta crear a un hombre. Al
principio, él intenta soñar en el hombre hasta que exista. Pienso que la
diferencia entre el primer intento y el segundo son importantes. En el primero,
el mago intenta hacer el hombre de su forma, e intenta hacerlo solito. El sueña
y sueña, e inventa un individuo perfecto- uno que es inteligente, díscolo a
veces, y tenía rasgos semejantes al mago. Pero al despertarse, el hombre de su
sueño no existía.
El mago
decide adorar a los dioses, que le ayudan al final a crear el hombre. En vez de
pensar en la personalidad del hombre, el mago se enfoca en el cuerpo físico. En
cambio de la primera vez, el hombre que está creando no habla ni mueve. El mago
solamente mira al hombre, y a veces corrige el cuerpo con la mirada.
Cuando al
final “nace” el hombre, el mago tiene un amor inmenso por la creación. Creo que
el amor que él siente por el hombre viene en parte por ese esfuerzo largo que
enduro antes de que el hombre existiera. Pienso que el amor que el mago se
siente por su hijo empieza en el tiempo de espera también, y no solamente en el
segundo intento, sino en el primero. Si toda la historia sea un ciclo, no
solamente se repitieron los logros de la creación, sino los fracasos. En el tiempo
de espera, el mago aprenda amar a su hijo sin juzgar.
El mago tiene un amor incondicional por su hijo sin hablarle
Los padres igual aman el hijo antes de conocerle
Igual a
una madre que lleva al bebe consigo por 9 meses, el hombre esperaba su creación
con ansiedad. Igual a los padres que miran a su hijo por la primera vez, el
mago tenía un amor por el hombre incondicional. Como en la vida una persona
puede crear un hombre solita, tampoco pudo el mago crear el hombre sin la ayuda
de un dios.
Creo que
la diferencia más importante es como el mago sentía hacia su creación en ambos
intentos. En la primera, lo valoraba y admiraba. Pero en el segundo, lo amaba.
Creo que Borges nos dice que el amor no puede existir si sea condicional, como
el hombre no pudo existir bajo la mirada crítica del mago.